Son de sobra conocidas, e innegables, las ventajas que ofrecen los fondos indexados (su cesta de valores replica un índice; es decir, el fondo contiene los mismos valores y en la misma proporción que el índice) frente a los de gestión activa. Entre los argumentos a favor de los fondos indexados están sus menores costes de gestión, que se traducirán en menores gastos corrientes y, por lo tanto, en mayor rentabilidad para el inversor, así como la dificultad, estadísticamente comprobada, de que un gestor bata al índice de referencia de forma consistente a lo largo del tiempo.
Voy a comparar el Amundi Index Equity Europe AE-C con un fondo de gestión activa con cinco estrellas Morningstar, el MFS Meridian European Value A1 EUR Acc. Ambos tienen como referencia el índice MSCI Europe, que incluye 446 empresas de 15 países de la Europa desarrollada.
Como era de esperar, los gastos corrientes del Amundi son muy inferiores a los del MFS: un 0,30% frente a un 1,89% del fondo de gestión activa.
En rentabilidad, sin embargo, vence por goleada el MFS, que presenta un 12,36% de rentabilidad media a tres años por tan sólo un 7,79% del Amundi.
Miremos otros ratios. El de Sharpe, que aumenta con la rentabilidad y disminuye con el riesgo (es el exceso de rentabilidad respecto al activo sin riesgo, en relación con el riesgo asumido), es de 1 para el MFS y de sólo 0,56 para el Amundi. Y es que el fondo de gestión activa no sólo tiene una rentabilidad superior a la del indexado, sino también una volatilidad inferior.
R2 (R cuadrado) es el porcentaje de variación de rentabilidad del fondo de inversión que puede ser explicado por la variación de la rentabilidad de su índice de referencia. Como era de suponer, el ratio R2 del Amundi es 99,76. Es decir, que casi la totalidad de la variación de su rentabilidad se explica por la variación de la rentabilidad del índice. En el caso del MFS Meridian, el ratio es de 88,48.
La beta de un fondo mide la correlación entre éste y su índice de referencia. Una beta de 1 significa que el fondo sube o baja en la misma proporción que el índice. Una beta de 1,10 significa que el el fondo "exagera" los movimientos del índice en un 10%, mientras que una del 0,85% significa que se queda corto en un 15% (lo que será bueno en las bajadas, pero malo en las subidas). La beta del Amundi es de 1, como cabía esperar; la del MFS es de 0,82.
El ratio alfa, por último, es el rendimiento adicional obtenido por un fondo en relación con su índice de referencia, teniendo en cuenta su exposición al riesgo de mercado medida por la beta. En el Amundi es de -0,05 (su rendimiento esta levísimamente por debajo del rendimiento del índice), mientras que en el MFS es de 5,52.
Conclusión: el MFS Meridian es un fondo de gestión activa que ha batido de modo consistente a su índice de referencia en los últimos años (lo que no significa que vaya a seguir haciéndolo en los próximos, claro).
Voy a comparar el Amundi Index Equity Europe AE-C con un fondo de gestión activa con cinco estrellas Morningstar, el MFS Meridian European Value A1 EUR Acc. Ambos tienen como referencia el índice MSCI Europe, que incluye 446 empresas de 15 países de la Europa desarrollada.
Como era de esperar, los gastos corrientes del Amundi son muy inferiores a los del MFS: un 0,30% frente a un 1,89% del fondo de gestión activa.
En rentabilidad, sin embargo, vence por goleada el MFS, que presenta un 12,36% de rentabilidad media a tres años por tan sólo un 7,79% del Amundi.
Miremos otros ratios. El de Sharpe, que aumenta con la rentabilidad y disminuye con el riesgo (es el exceso de rentabilidad respecto al activo sin riesgo, en relación con el riesgo asumido), es de 1 para el MFS y de sólo 0,56 para el Amundi. Y es que el fondo de gestión activa no sólo tiene una rentabilidad superior a la del indexado, sino también una volatilidad inferior.
R2 (R cuadrado) es el porcentaje de variación de rentabilidad del fondo de inversión que puede ser explicado por la variación de la rentabilidad de su índice de referencia. Como era de suponer, el ratio R2 del Amundi es 99,76. Es decir, que casi la totalidad de la variación de su rentabilidad se explica por la variación de la rentabilidad del índice. En el caso del MFS Meridian, el ratio es de 88,48.
La beta de un fondo mide la correlación entre éste y su índice de referencia. Una beta de 1 significa que el fondo sube o baja en la misma proporción que el índice. Una beta de 1,10 significa que el el fondo "exagera" los movimientos del índice en un 10%, mientras que una del 0,85% significa que se queda corto en un 15% (lo que será bueno en las bajadas, pero malo en las subidas). La beta del Amundi es de 1, como cabía esperar; la del MFS es de 0,82.
El ratio alfa, por último, es el rendimiento adicional obtenido por un fondo en relación con su índice de referencia, teniendo en cuenta su exposición al riesgo de mercado medida por la beta. En el Amundi es de -0,05 (su rendimiento esta levísimamente por debajo del rendimiento del índice), mientras que en el MFS es de 5,52.
Conclusión: el MFS Meridian es un fondo de gestión activa que ha batido de modo consistente a su índice de referencia en los últimos años (lo que no significa que vaya a seguir haciéndolo en los próximos, claro).
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